Segundo día de la Novena a la virgen de Guadalupe
El segundo día nos sumerge en una reflexión profunda sobre las virtudes de María.
A través de su vida y ejemplo, identificamos aquellas cualidades que deseamos fortalecer en nuestro ser.
Este día se convierte en un espejo espiritual, mostrándonos nuestro potencial y aquello que aspiramos a ser en la luz de la fe.
Novena la Virgen de Guadalupe Día 2 completa
Preparación:
Encuentra ese rincón sereno en tu hogar y vuelve a encender una vela en honor a la Virgen de Guadalupe. Respira hondo, calma tu mente y conecta con la energía divina que te rodea.
Oración Inicial:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Amada Virgen de Guadalupe, en este segundo día me encuentro aquí nuevamente, dispuesto a llenarme de tu amor y gracia. Te agradezco por el regalo de otro día y por la oportunidad de acercarme más a ti a través de la oración.
Lectura Bíblica – Lucas 1:39-45:
En aquellos días, María se levantó y se fue con prontitud a la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
Pero ¿a mí qué me pasa, que la madre de mi Señor venga a verme? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
Meditación:
Contempla el amor y la alegría que compartieron María e Isabel en este encuentro.
Reflexiona sobre cómo puedes transmitir esa misma alegría y amor a las personas en tu vida, y cómo puedes ser una bendición para ellos.
Oración del Día:
Querida Virgen de Guadalupe, en este segundo día te pido que me ayudes a ser un instrumento de amor y alegría para aquellos que me rodean. Inspírame a actuar con bondad, a ofrecer una palabra amable y a ser un reflejo de tu amor en el mundo. Que pueda, como María, ser portador de buenas noticias y bendiciones para otros.
Oración Final:
Gracias, Madre, por estar siempre presente en mi vida. Te ruego que continúes intercediendo por mí y por las intenciones que traigo en mi corazón durante esta novena. Amén.
Reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Concluye haciendo la señal de la cruz.