Tercer día de la Novena a la virgen de Guadalupe
El tercer día nos lleva a un espacio de contemplación sobre los retos y adversidades que enfrentamos. Con el respaldo y el amor de la Virgen de Guadalupe, buscamos la fortaleza interior para enfrentar los desafíos.
Es un recordatorio de que, con fe y esperanza, podemos superar cualquier obstáculo.
Novena la Virgen de Guadalupe Día 3 completa
Preparación:
Prepara tu espacio de oración, enciende la vela dedicada a la Virgen de Guadalupe y toma un momento para centrar tus pensamientos. Deja atrás el ruido del mundo y entra en comunión con la Madre Celestial.
Oración Inicial:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Virgen de Guadalupe, aquí me encuentro en el tercer día de esta novena, lleno de esperanza y con el deseo de profundizar en mi relación contigo y con tu hijo Jesús. Ayúdame a mantener la fe firme y a ser testimonio de tu amor en el mundo.
Lectura Bíblica – Lucas 1:46-55:
Y María dijo: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador, porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava; por eso, desde ahora, todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, santo es su nombre. Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él ha mostrado la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, recordando la misericordia, según había prometido a nuestros padres, a favor de Abrahán y su linaje por siempre».
Meditación:
Reflexiona sobre las palabras de María en su Magníficat. Piensa en cómo puedes hacer eco de su humildad y gratitud en tu vida cotidiana, reconociendo las bendiciones y maravillas que Dios realiza en ti.
Oración del Día:
Madre amorosa, Virgen de Guadalupe, en este tercer día, te pido que cultives en mí un corazón humilde y agradecido. Que pueda reconocer las bendiciones diarias y engrandecer al Señor por su infinita bondad. Ayúdame a ser instrumento de su misericordia y a llevar su amor a aquellos que lo necesitan.
Oración Final:
Gracias, Virgen María, por ser modelo de fe y devoción. Te suplico que intercedas ante tu hijo Jesús por las peticiones que llevo en mi corazón durante esta novena. Amén.
Reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Finaliza con la señal de la cruz.